Los retos de la acuicultura moderna
La acuicultura es una industria joven de apenas 35 años de antigüedad. Sin embargo, y a pesar de su juventud, la mitad del pescado que se consume en el mundo procede de la acuicultura, una práctica que podría solucionar los problemas alimenticios de las 9.700 millones de personas que se estima habiten el planeta en el año 2050. Pero la acuicultura también se enfrenta a grandes retos.
Los mayores retos a los que se enfrenta la acuicultura son los piensos y las enfermedades. Para producir el alimento necesario, la acuicultura depende de la harina de pescado, un producto elaborado a partir de peces capturados en el medio natural. Esto supone un reto de sostenibilidad, ya que no hay suficiente pescado salvaje para mantener la acuicultura en su nivel actual. Además, la acuicultura es susceptible de sufrir brotes de enfermedades, que pueden destruir granjas enteras.
Otros retos a los que se enfrenta la acuicultura son la contaminación del agua y el cambio climático. Las instalaciones de acuicultura pueden liberar grandes cantidades de contaminantes en el medio ambiente, lo que puede dañar los ecosistemas y provocar la disminución de las poblaciones de peces. El calentamiento global también supone una amenaza para la acuicultura, ya que podría provocar cambios.
Monitorizar será la clave para el sector de la acuicultura a nivel global. Hacer un seguimiento constante del impacto ambiental potencial e informar sobre los tratamientos responsables de enfermedades de los peces como parte de un sistema de acuicultura sostenible es ya más que una tendencia un imperativo.
Las cinco claves de la acuicultura moderna
- Adecuada gestión de la biología de las especies cultivadas
- - Introducción de innovaciones tecnológicas (sanidad, instalaciones, alimentación, análisis…)
- Desarrollo de alimentos específicos
- Organización empresarial
- Sostenibilidad
El sector de la acuicultura está creciendo rápidamente, con una producción que se ha duplicado entre 2000 y 2010 hasta alcanzar los 66 millones de toneladas. La FAO ha predicho que la acuicultura crecerá un 50% más para 2030, convirtiéndose en la principal fuente de alimentos marinos.
Garantizar una gestión adecuada de las especies cultivadas
Para minimizar el impacto de la acuicultura en las poblaciones de peces salvajes y en los ecosistemas, es importante que las empresas acuícolas conozcan bien la biología de las especies que cultivan. Una gestión inadecuada puede tener efectos negativos, como que los peces de piscifactoría que se escapen compitan o se aprovechen de peces salvajes, o los efluentes de la acuicultura que contaminan el medio ambiente.
Introducir innovaciones tecnológicas
La tecnología puede desempeñar un papel importante en la acuicultura, ayudando a mejorar la eficiencia y la sostenibilidad. Por ejemplo, las tecnologías sanitarias pueden ayudar a reducir el uso de antibióticos y otros productos químicos en la acuicultura, mientras que las tecnologías de alimentación pueden ayudar a reducir los residuos y mejorar la utilización de los alimentos.
Llevar un registro de toda la gestión a través de software especializado resulta fundamental para poder trazar toda la información que se debe tener en cuenta para optimizar todos los procesos dentro de una instalación.
- Desarrollo de alimentos específicos
Los piensos son un factor clave en la acuicultura y es importante que se adapten a las necesidades de las distintas especies. En muchos casos, esto implica el desarrollo de nuevos piensos específicos para la acuicultura, en lugar de utilizar los ingredientes tradicionales de la alimentación animal. Esto puede ser un reto, pero es esencial para una acuicultura sostenible.
Llevar un registro adecuado de los diferentes piensos que se emplean en una explotación, sus características, beneficios, costes, y toda aquella información propia de un entorno de esta naturaleza permitirá tomar decisiones fundamentadas en datos contrastados que optimicen el desarrollo, salud y buen rendimiento de cada especie con la que trabaje la empresa.
Organización empresarial
El sector de la acuicultura es cada vez más global, con empresas que operan en múltiples países en zonas geográficas dispares, como Noruega, China, India, Indonesia, Vietnam, o incluso Chile o Perú. Esto supone un reto a la hora de garantizar la coherencia de las normas y gestionar el impacto medioambiental de las operaciones acuícolas en los distintos países.
Poder centralizar a través de una única plataforma tecnológica toda la información de carácter legal y administrativo permitirá conocer la situación de cada explotación allí donde desarrolla su trabajo.
Sostenibilidad
La acuicultura debe llevarse a cabo de forma sostenible si quiere seguir creciendo.
Esto significa minimizar los impactos ambientales y sociales negativos de la acuicultura y maximizar sus impactos positivos. También significa utilizar los recursos de forma eficiente y adaptarse a las condiciones cambiantes.
El sector de la acuicultura se enfrenta a muchos retos, pero con una planificación cuidadosa y enfoques innovadores, pueden superarse. Adoptando prácticas sostenibles, la acuicultura puede contribuir de forma significativa a la seguridad alimentaria mundial, minimizando al mismo tiempo su impacto en el medio ambiente.
La acuicultura mundial seguirá creciendo
La producción alcanzará los 201 millones de toneladas en 2030. La acuicultura es una fuente importante de proteínas animales y puede desempeñar un papel importante en la seguridad alimentaria mundial. Sin embargo, la acuicultura también tiene una serie de impactos ambientales negativos, que deben minimizarse si el sector quiere seguir creciendo de forma sostenible.
Especialización territorial de cultivo y producción de especies
Cada territorio tiende a especializarse en determinados tipos de peces para aprovechar todo el potencial que su conocimiento puede aportar a la explotación. Por ejemplo, en Vietnam las especies principales que cultivan son los camarones peneidos y dentro de estos el camarón tigre gigante “monodon”, los peces pangasius y las tilapias. Recientemente han introducido las carpas herbívoras, común y cabezona, las carpas indias, el clarias y en menores volúmenes los peces carnívoros como los pargos o la cobia así como la langosta común.
Noruega, en cambio, es realmente fuerte en el cultivo del salmón. Pero no es el único ya que Chile ha logrado implementar una tecnología de cultivo en el país que le ha permitido situarse en una posición de privilegio en la producción de salmón a nivel mundial. Chile lleva más de 30 años cultivando salmón y en la actualidad la comercialización de esta especie representa el 70% de las ventas nacionales del sector.
En conclusión, la acuicultura es una industria en rápido crecimiento que se enfrenta a muchos retos. Sin embargo, con una planificación cuidadosa y enfoques innovadores, estos retos pueden superarse. Si se adoptan prácticas sostenibles, la acuicultura puede contribuir de forma significativa a la seguridad alimentaria mundial y minimizar su impacto en el medio ambiente.
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